22 Todos los aqueos aprobaron a voces que se respetara al sacerdote y se
admitiera el espléndido rescate; mas el Atrida Agamenón, a quien no plugo
el acuerdo, le despidió de mal modo y con altaneras voces: (Apocastasis)
26 No dé yo contigo, anciano, cerca de las cóncavas naves, ya porque
ahora demores tu partida, ya porque vuelvas luego, pues quizás no te
valgan el cetroy las ínfulas del dios. A aquélla no la soltaré; antes le
sobrevendrá la vejez en mi casa, en Argos, lejos de su patria, trabajando
en el telar y aderezando mi lecho. Pero vete; no me irrites, para que
puedas irte más sano y salvo. (Apocastasis)
33 Así dijo. El anciano sintió temor y obedeció el mandato. Fuese en
silencio por la orilla del estruendoso mar; y, mientras se alejaba, dirigía
muchos ruegos al soberano Apolo, a quien parió Leto, la de hermosa
cabellera: (Apocastasis)
37 ¡Óyeme, tú que llevas arco de plata, proteges a Crisa y a la divina Cila,
a imperas en Ténedos poderosamente! ¡Oh Esminteo! Si alguna vez adorné
tu gracioso templo o quemé en tu honor pingües muslos de toros o de
cabras, cúmpleme este voto: ¡Paguen los dánaos mis lágrimas con tus
flechas! (Apocastasis)
43 Así dijo rogando. Oyóle Febo Apolo e, irritado en su corazón, descendió
de las cumbres del Olimpo con el arco y el cerrado carcaj en los hombros;
las saetas resonaron sobre la espalda del enojado dios, cuando comenzó a
moverse. Iba parecido a la noche. Sentóse lejos de las naves, tiró una flecha
y el arco de plata dio un terrible chasquido. Al principio el dios disparaba
contra los mulos y los ágiles perros; mas luego dirigió sus amargas saetas a
los hombres, y continuamente ardían muchas piras de cadáveres. (Apocastasis)
53 Durante nueve días volaron por el ejército las flechas del dios. En el décimo, Aquiles convocó al pueblo al ágora: se lo puso en el corazón Hera, la diosa de los níveos brazos, que se interesaba por los dánaos, a quienes veía morir. Acudieron éstos y, una vez reunidos, Aquiles, el de los pies ligeros, se levantó
y dijo: (Apocastasis)
59 ¡Atrida! Creo que tendremos que volver atrás, yendo otra vez errantes,
si escapamos de la muerte; pues, si no, la guerra y la pesteunidas acabarán
con los aqueos. Mas, ea, consultemos a un adivino, sacerdote o intérprete de
sueños pues también el sueño procede de Zeus , para que nos diga por qué se
irritó tanto Febo Apolo: si está quejoso con motivo de algún voto o hecatombe,y si quemando en su obsequio grasa de corderos y de cabras escogidas, querrá libramos de la peste. (Apocastasis)
.
.
ANTIGONA (SOFOCLES)
Sófocles fue un autor que se caracterizo por la profundidad de los temas abarcados en sus obras, por lo controversiales que resultaban entre la sociedad, por la complejidad del desarrollo de la misma y por el dramatismo expresado en cada verso.
Antígona es considerada una obra maestro en la cual los personajes presentan un desarrollo psicológico jamás visto en esa época, llegando a la catarsis en varios momentos de la historia; además hace énfasis en las consecuencias de las acciones de los protagonistas, sin salvarlos de un destino inevitable a pesar de ser los protagonistas, mostrando un lado humano en cada personaje. Cabe recalcar que la protagonista es mujer (innovación).
ANTIGONA (FRAGMENTO)
¡Oh, Ismeme, mi propia hermana, de mi misma sangre!.¿Acaso sabes cual
de las desdichas que no s vienen de Edipo va a dejar de cumplir Zeus en
nosotras mientras aun estemos vivas?.